Se especializó en la historia medieval de León escribiendo más de cincuenta libros, principalmente sobre arte e historia, aunque también abordó temas de teología. Ocupó el cargo de abad en la Colegiata de San Isidoro de León desde 1971 hasta su jubilación en 2003, momento en el que recibió el título de abad emérito. Desde 1957, fue académico de la Real Academia de la Historia y miembro numerario de la Real Academia de Doctores de España. Falleció en León el 13 de diciembre de 2012.
Trabajó intensamente en la puesta en valor de la Real Basílica-Colegiata de San Isidoro, renovando el archivo y la biblioteca abriéndolos a la comunidad investigadora. Esto permitió que el ámbito científico pudiera apreciar verdaderamente el valioso legado isidoriano que se remonta a más de mil años. Con el auge del movimiento jacobeo, hizo todo lo posible para que los peregrinos visitaran la Puerta del Perdón y la Real Colegiata de San Isidoro, considerada una de las obras románicas más significativas de Europa.