Recorriendo Navarra, el peregrino parte rumbo a Sansol, y cruza las aguas del río Linares por el recio puente en Torres del Río, para visitar la Iglesia del Santo Sepulcro, cuyos lienzos románicos se cierran en una bella planta octogonal, rematada por una cúpula mudéjar y linterna-torre.
La ermita de Nuestra Señora del Poyo permite hacer una parada, antes de llegar a Viana, fortaleza y capital del Principado, a la que se accede por la calle El Cristo hasta dar con la Iglesia de Santa María de la Asunción, junto a la Plaza de los Fueros. Una visita al edificio de factura gótica del antiguo hospital de peregrinos, hoy Casa de la Cultura, y a la plaza del Coso, recorriendo la Rúa Mayor, se hace imprescindible.
A la vera del poderoso río Ebro, o Íber, que da nombre a la península, el peregrino entra La Rioja y Logroño, para sellar la credencial en la Casa de Felisa cuya familia reparte “higos y agua y amor” a los peregrinos desde hace tres generaciones, y cuyo sello sobre la credencial del peregrino, es uno de los tesoros del Camino. Felicia y Patricia, junto a la peregrina Diana Fernández Arana, son las herederas de esta tradición que nos recuerda que el Camino es sobre todo un ideal de generosidad.
En Logroño, junto a la Fuente Piedra del Peregrino y la iglesia de Santiago el Real, sobre el pavimento de la plaza de Santiago aparece un Juego de la Oca con motivos jacobeos. Para los amigos de leyendas iniciáticas, el tablero del Juego de la Oca, de incierto origen, representa el propio Camino de Santiago, con sus etapas, pruebas, tentaciones, y premios espirituales y materiales que recibe el peregrino en su marcha hacia Compostela.
Con la ayuda de las 14 ocas, pájaros sagrados, conductores de almas, el peregrino llega a la casilla final que representa la culminación de la iluminación espiritual o proceso alquímico de transformación personal. El caminante deviene peregrino.
En Logroño, el recorrido peregrino incluye recorrer las Murallas del Revellín, la Puerta del Camino y su Cubo artillero, hoy centro de cultura, visitar la Iglesia de San Bartolomé, y su impresionante portada gótica románico-ojival y extasiarnos con churrigueresca Concatedral gótica de Sta. M.ª La Redonda.
Hacia el sur del Camino se adivinan las Torres Almenadas y hoy vencidas del Castillo de Clavijo. Hubo allí decisiva batalla en el año 844, en la que se dice que Santiago combatió junto a las tropas cristianas que se enfrentaban a las del Emirato de Córdoba. Tras la batalla, el rey Ramiro I de Asturias implantó el llamado Voto de Santiago, mediante el cual, en batallas y cosechas, una parte debía ser reservada para Santiago y su Catedral, lo que contribuyó al enriquecimiento de esta y del propio camino.
Es hora de perdernos por Calle del Laurel y degustar un buen vino de La Rioja. Y es que el Camino Francés es también el Camino Real de los vinos, pues con vino se llenaban las calabazas de los peregrinos. Nadie debe sorprenderse. Pues con gran alegría señalaba Aymeric Picaud, en el Códice Calixtino, los lugares donde se podía beber buen vino.
Patricia es la cuarta generación de una familia que desde hace más de cuarenta años, recibe peregrinos con agua, higos y amor, tal y como indica el sello que ponen en las credenciales.
Su bisabuela Felisa, comenzó con este encargo y gracias a sus anotaciones, se tiene constancia del número de peregrinos que pasaron por el antiguo camino de Viana a Logroño.
Diana trabaja como oficial de notaría y en las vacaciones del año 2022, hizo el Camino sola desde León a Santiago. Esta decisión fue clave para vivir la experiencia sin “la mochila que acumulamos en nuestro día a día”.
En el Camino conoció a personas estupendas y vivió momentos inolvidables.