Tramo 1: Somport-Obanos-Puente la Reina

SOMPORT- Candanchú-Canfranc-Villanúa-Jaca-Santa Cilia-(San Juan de la Peña-Sta. Cruz de la Serós)- Puente la Reina-Arrés-Mianos-Artieda-(Sigüés)-Undués-(Javier)- Leyre-Sangüesa-Lumbier- Monreal- Tiebas-Campanas-Úcar-Enériz-Eunate-OBANOS-PUENTE LA REINA

Teresa Iglesias

© Irene Zottola

Teresa Iglesias fue profesora en muchos pueblos de Huesca y en Binéfar, donde estudiaron los famosos titiriteros, y colaboradora de la Asociación de Amigos del Santiago de Jaca. Es una entusiasta del camino y defensora de las viejas tradiciones aragonesas, y de las de Sigües, su pueblo, localidad situada en un cruce de caminos entre le Valle del Roncal y el Canal de Berdún.

Aquí se haya el antiguo Hospital de peregrinos de Santa Ana y la Iglesia románica de san Esteban, bajo el signo de la Tau de la Orden Antoniana, que Teresa cuida y muestras desde hace años. Es una defensora de la Ruta del Camino que pasa por Mianos, Santa Cilia, y de otras aldeas, muchas subsumidas por el Pantano de Yesa. Teresa Iglesias, al pie de los Pirineos, es una Guardiana del Camino, defensora de la magia de las viejas curanderas que protegían a los peregrinos.

Podcast

Entrevista

Cruzamos los Montes Pirineos por Somport si se hace la ruta trazada por la vieja calzada que unía Burdeos y Zaragoza, rehaciendo la vieja Vía Tolosana, desde Arlés. Y por aquí inició su peregrinación jacobea san Francisco de Asís, que dejó el camino sembrado de ermitas y recuerdos de su paso.

La magia empieza producirse. El caminante, engastada la vieira, está a punto de convertirse en peregrino junto a miles que descubren por qué el Camino de Santiago, con más fuerza que nunca, sigue cautivando por igual a peregrinos, viajeros y aventureros, fieles devotos o simples curiosos, y a los amantes del arte, de las viejas simbologías perdidas en la noche de los tiempos.  

Tras San Juan de la Peña, en Huesca, recorremos los enclaves milenarios de Santa Cruz de la Serós; Santa María de Iguacel, -cenobio femenino cuyas begardas seguían las ideas de la Sibila del Rin, Hildegarda von Bingen-; y San Adrián de Sásabe. En esta Iglesia románica, halló refugio del Santo Grial o cáliz en el que Jesucristo consagró el vino en la Última Cena y que luego fue custodiado en San Juan de la Peña y en Jaca, amparado hoy en la Catedral de Valencia. 

Monasterio de Leyre, Navarra © Mythagos Estudio
Ermita de Santa María de Iguácel, Jaca, Huesca © Mythagos Estudio
Castillo de Javier, Navarra © Mythagos Estudio

La catedral de Jaca fue el patrón de estilo románico que iluminó el quehacer de los maestros canteros en otras grandes obras del Camino Francés. Aquí, en el exterior, contemplamos el misterioso crismón con el alfa y el omega, que habla de la llamada Segunda Muerte, y el característico taqueado o ajedrezado jaqués que se extendió por todo el Camino.  

Llegamos a Leire, según una leyenda, el abad del monasterio, Virila, pensando en el paraíso, salió a pasear por un bosque y allí quedó en un trance, ¡300 años!, contemplando el canto de un ruiseñor junto a una fuente. Al despertar nadie en el monasterio pudo reconocerlo hasta que se consultaron los viejos registros que acreditaban su desaparición. También se dice que algo parecido le sucedió al abad del Monasterio de Samos. ¡Y quién sabe si puede pasarle a algún peregrino de nuestro tiempo! 

Tras Javier y Leyre nos espera Sangüesa, y su portada románica de Santa María la Real en la que se concentran unas 300 imágenes, y el tímpano del Templo de Santiago flanqueado por dos peregrinos. Queda cruzar el puente de gótico sobre el río Elorz, en Salinas de Ibargoiti, para entrar en Monreal, a un tiro de piedra de Pamplona, Eunate y Puente la Reina, camino se junta con los amigos que han cruzado los Pirineos por el Paso de Roncesvalles. 

Imágenes 360º

Catedral de San Pedro, Jaca, Huesca © Mythagos Estudio
© Claret Castell

El legado del camino

Andrés Bartolomé García y Natalia Inés Oliveros

Andres Bartolomé trabaja como consejero cultural de la comarca Jacetania y actualmente cursa un máster en filosofía. Como buen sociólogo, conoce las necesidades de su comarca y considera que el actual ramal aragonés del Camino de Santiago, necesita nuevas fórmulas para revitalizarse.

Natalia estudió gastronomía en Ciudad de México y desde hace seis años comparte sus conocimientos culinarios con todo aquel peregrino que se hospede en el Albergue de Artieda. La naturaleza y la serenidad fueron los principales atractivos que la motivaron a quedarse.

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