Armando Raposo

1931 - 2014

© Rob-CC BY-SA 2.0

Tiraboleiro desde 1950 y tiraboleiro mayor desde 1964 hasta 2010.

Esta histórica profesión consiste en hacer funcionar el botafumeiro de la Catedral de Santiago. Hay ocho hombres asignados a esta tarea que, como mito de la tradición jacobea, se trata de un símbolo de purificación después de la peregrinación. Ha llegado a ser un espectáculo por su característico movimiento pendular, su altura, que llega a 20 metros, y su velocidad, que alcanza los 68 km/h. Los tiraboleiros, vestidos con capas color malva llamadas roupóns, comienzan en la sala capitular colocando las brasas sobre las que se quema el incienso y continúan transportando el botafumeiro sobre unas andas que aguantan sobre los hombros hasta el altar mayor y pasando entre el público. Una vez allí, los tiraboleiros sujetan un extremo cada uno de cuerdas de esparto que descienden desde la base de la cúpula del crucero para comenzar a tirar y realizar este movimiento incensario tan rítmico.

Armando fue nombrado tiraboleiro mayor, lo que le responsabilizaba de dar órdenes de tiro, de atrapar el incensario y de detenerlo, momento que asombra y gusta mucho a quien va a ver esta peculiar escena.

Hace unos años los tiraboleiros se plantearon seriamente convocar una huelga por motivos laborales, lo cual fue una noticia muy destacada y algo que preocupaba a la ciudad. Estas personas, aparte de realizar este vistoso espectáculo, también realizan otras labores dentro de la Catedral, al estar al servicio de ella. Armando Raposo Guldrís, formando parte desde mediados del siglo pasado de este antiguo oficio tan especial y famoso en la ciudad, era uno de los personajes más populares de Santiago y llegó a ser galardonado con la medalla de bronce de Galicia en 1995

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