Nació en Los Arcos en 1923 y, desde la década de 1980, se convirtió en el corazón del movimiento jacobeo en su comunidad. Gracias a su esfuerzo, se iniciaron las primeras iniciativas para establecer una asociación local que se encargaría de sellar credenciales y ofrecer refugio a los peregrinos. Estos esfuerzos llevaron a la creación de un albergue formal, situado en las antiguas casas de los maestros de las escuelas locales. Desde 1997, un grupo de hospitaleros voluntarios belgas ha estado al frente del albergue, brindando atención y cuidado a los peregrinos que pasan por allí. Inicialmente, este grupo se unió a la agrupación de Navarra, pero en 2012 se independizó y adoptó el nombre de “Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Los Arcos”.
En su vida personal, Gerardo dedicó su carrera al taller familiar de carros y serrería, que posteriormente transformó en carpintería. Además, fue un ferviente promotor de la historia y el patrimonio de Los Arcos, compartiendo con residentes y visitantes los valiosos tesoros artísticos de su localidad.
