Era uno de los personajes más famosos del camino, una persona sencilla que se entregó en cuerpo y alma a asistir al peregrino tanto con su acogida, como con su charla y ayuda ofrecida en Azqueta, entre Estella e Irache.
Gran defensor del uso del bordón tradicional de madera, o vara, el llamado tercer pie del peregrino, Pablito debe su fama a que regalaba varas de avellano a los peregrinos para que se ayudasen con ellas en el Camino. Ofreció entre unas ochocientas y unas mil al año y así lo hizo durante veinticinco años. Tanto es así que muchas personas preferían comenzar el Camino sin bordón porque sabían que en Ázqueta estaba el gran bordonero del Camino.
Gracias a Pablito muchos de los que comenzaban el camino con ruidosos bastones metálicos de montaña acababan optando las viejas y ecológicas varas de avellano o de fresno, capaces de hacer un sonido sordo de tambor, sobre el camino. Pablito, que falleció en 1922, relata así el comienzo de su tarea: «Yo veía que los peregrinos pasaban con unos palos muy malos, recogidos en cualquier sitio. Un día en la zona de Belate corté unas setenta u ochenta varas de avellano, que es resistente y ligero, y me las traje hasta casa en mi Seat 127. Y las empecé a repartir».
Pablito no sólo regalaba la vara o bordón, sino que enseñaba a utilizarla. Consideraba que había mucha ignorancia al respecto de ellas, pues mucha gente lleva palos cortos y estos deben ser altos, un palmo más que tu cabeza. También deben agarrarse diferente dependiendo de la superficie, cuando se va cuesta arriba, hay que cogerlas de abajo; cuando se va cuesta abajo, hay que cogerlas de arriba; y, cuando se va sobre llano, hay que hacerlo a la altura del hombro.
Además, Pablito, era aficionado a dar conversación a los peregrinos, regalando higos y chupitos a quienes pasaban por allí. Un poema colgado en su casa decía:
«Peregrino, estás en Ázqueta.
Haz un alto en este hito
que fuerte bordón de avellano
aquí te ofrece Pablito
para llevar en tu mano.
Santiago está muy lejos
para quien va caminando.
Será lanza para tu valentía,
defensa ante los miedos,
ayuda en las subidas,
sostén en el descenso
apoyo en las fatigas.
¡Bordón, amigo
de avellano!».